lunes, 27 de diciembre de 2010

"Por otro lado" (Yo no soy yo II)

El consenso actual define a la democracia como el gobierno del pueblo y más aún el poder ejercido por el pueblo; de tal manera que el hombre de una sociedad democrática idealmente reconocería que el poder le pertenece y su dilema, tema básico de la historia política y filosófica de la democracia, sería cómo y cuánto licenciamiento de este poder se debería entregar a un grupo reducido, Gobierno, para que administrado de manera controlada eleve el nivel de beneficio individual, más allá del lugar que alcanzaría con el trabajo puramente individual o tribal.


De tal manera que el intríngulis en relación con el poder en un sistema político de igualdad como el democrático, derivaría de la tensión constante y deseable entre dos polos básicos dotados de este poder: El Gobierno, que intenta legitimar su poder vía “fines” y el pueblo, al cual el poder pertenece de manera natural y que se debate por hallar el nivel mínimo de poder con el cual dotar al gobierno para garantizar un ejercicio eficiente; y por cómo controlar los límites del tal licencia, tras reconocimiento del riesgo de que una acumulación exagerada de poder degeneraría en una tiranía o peor aún en dictadura.


De vuelta al punto de partida nos preguntamos: ¿Cuál sería entonces la verdadera dimensión de la frase “Yo no soy yo, yo soy el pueblo” (Chávez 23/01/10) en el contexto del otorgamiento controlado y uso limitado del poder? ¿Hablamos acaso de una declaración o identificación aberrante, en cuanto malsano o demasiado viciado, que pretende acercar los polos para asirse de poderes extraordinarios sin convencimiento por fines o debate de causa? ¿Disparó esta frase alguna alarma en nuestras conciencias democráticas?


Continuará...


jueves, 16 de diciembre de 2010

Yo no soy yo...

Elevado por el poder litúrgico que le otorgaba la euforia de una muchedumbre de sus partidarios y en medio del discurso de la oficialización de su precandidatura a unas elecciones presidenciales que lo aguardarían por casi tres años, el actual presidente de Venezuela se enajenaba diciendo: Exijo lealtad a mi liderazgo, porque yo no soy yo, yo soy el pueblo y el pueblo se respeta (Chavez, 23/01/10).
¿Qué mensajes y realidades se evidencian cuando la autoridad máxima de "Una Democracia" se permite la licencia de identificarse como “El Pueblo"?Por un lado, se constata la omisión ex profeso del principio de identidad (A es A). ¿Se puede acaso no ser quien se es? ¿Se vulnera con esto el principio social de confianza en el otro? lo que equivale a decir, ¿Cómo se confía en alguien que no se identifica como lo que percibimos que es?
Me temo que esta frase socava el proceso de identificación, con lo cual se compromete la asunción de responsabilidad y consecuencias individuales en actos cometidos por uno mismo.
Contrariamente, Yo sí soy yo, nombre de este blog, lo concibo como expresión de asunción inequívoca de responsabilidad sobre mis actos y sus respectivas consecuencias; de mi independencia y vínculos con el entorno. De una cara visible y tangible de mis compromisos y acuerdos. De mis hechos y conducta, absolutamente impregnados de mi personalidad. Expresión de que yo soy yo y no es posible la enajenación manipuladora que borre de un plumazo mis responsabilidades, limitaciones y experiencias.
El “por otro lado” de estas reflexiones lo dejo para la siguiente entrega.