martes, 10 de diciembre de 2013

La repartición de billetes

Hace algunos días cumplía con el estrafalario deber de hacer las compras en un conocido supermercado de Caracas. Allí escuché a un señor de la tercera edad profesar toda clase de ironías con la pretensión de defender las acciones del gobierno Venezolano. Dentro de ese monólogo recitado en Do Mayor, dijo algo muy ilustrativo que parafraseo a continuación: Antes, los gobiernos repartían peinilla y ahora, reparte billetes.

¿Reparte billetes? Pues esto es cierto y ¿Por qué? O ¿Para qué? Nicolás Maduro (Presidente) indicó recientemente: el… domingo [08-Dic-13] será la elección número 19 en 14 años de revolución. Este es un punto capital para revisar la situación. Ciertamente, uno de los éxitos tangibles de este gobiernos ha sido la capacidad de seducir y mantener a muchos electores. La estrategia, en mi opinión, ha sido simple: La idolatría desarrollada alrededor de un líder carismático, ingente gasto en propaganda, proselitismo y fortalecimiento del complot como causa de todos los males  e insostenibles niveles de gasto público.

Así, el advenimiento de cada elección dispara gasto y endeudamiento, con prácticas bochornosas como bonos a empleados públicos, adelantos de aguinaldos y utilidades (pagos especiales de fin de año), fiestas, conciertos, expropiaciones, liquidación y hasta desaparición, como las ocurridas recientemente, de inventarios de electrodomésticos, entre otras. Estas prácticas han permitido al gobierno establecer un puente de transferencia de dinero a las masas de votantes ávidas de recoger parte del botín. El inconveniente es que si los gobiernos repartieran arroz y carne, estuvieran limitados por la producción de estos bienes, pero la entrega de dinero (inorgánico) sólo tiene el límite que quien imprime los billetes (ente emisor o Banco Central) esté dispuesto a colocar. Y cuando no hay correspondencia entre los gastado y lo producido se deprecia la moneda. Por ejemplo, en la Alemania de 1923, llamada entonces República de Weimar, el dinero valía tan poco, que la gente lo usaba para empapelar las paredes y encender el fogón.




Comparo para confirmar y entender. En el caso Venezolano la cantidad dinero en circulación ha crecido más de 7.000% desde 1999 y la deuda interna, más de 10.000%; mientras que la producción (PIB) creció poco más de 300% y las reservas internacionales tienen hoy un 100% más que entonces. Es decir, el incremento de lo que gastamos, no se corresponde con lo que producimos ahora ¿Consecuencia? El bolívar que se hunde por lo que nuestro poder de compra se ahoga. En contraste, Perú, que en 1990 llegó a tener una inflación de 7.480%, incrementó el dinero en circulación un 700%, su producción, un 250% y sus reservas internacionales, un 550%, todo desde 1999; cifras estas mucho más equilibradas y que los ayudaron a erradicar tantos males. Les dejo el gráfico a continuación; mientras más horizontal la línea, la moneda es más estable (menos inflación).

Fuentes: Bancos Centrales de Venezuela y Perú, Banco Mundial
Elevar el precio de los productos es el paso final de una cadena funesta de sucesos que comienzan con la decisión gubernamental de gastar lo que no se ha producido, con lo cual se destruye el futuro. En el caso venezolano, el presente electoral nos costó un futuro que hoy comienza a pasar factura.


Les dejo este video sobre la inflación que ha sido bastante difundido en las redes sociales. Está basado en el caso Argentino pero aplicable a TODOS los países del planeta.


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