domingo, 9 de enero de 2011

Legitimación del Poder (Yo no soy Yo III)

Absolutistas y totalitaristas son dos de los calificativos dados a los regímenes impuestos en su momento por Luis XIV de Francia y Joseph Stalin, respectivamente. Absolutismo y totalitarismo estos caracterizados por una concentración y ejecución exacerbada de poder. A Luis XIV de Francia, también conocido como el Rey Sol, se le designaba la frase: “El estado soy yo”; mientras que a Joseph Stalin, dictador comunista y líder de la ex Unión Soviética, se le coronó con la frase: “La Sociedad soy yo”.


No es fortuito que estos dos importantes reveses a la historia democrática de épocas recientes fueran coronados con estas frases que hoy por hoy nos resultan paradigmas de tiranías. Sin profundizar entre las diferencias conceptuales de creerse “El Estado”, “La Sociedad” o “El Pueblo”, que me parece que las hay y son importantes, las frases en sí representan la culminación de la metamorfosis de la que surgieron estos regímenes que usurparon el poder de los individuos de sus respectivas sociedades.

El influyente filósofo del siglo XVIII, Jean-Jacques Rousseau, proponía la existencia de una suerte de individuo llamado El Pueblo que contaba con una voluntad propia a la cual denominó Voluntad General; ideas que posteriormente justificarían el forzamiento de la unanimidad, en cuyo nombre la Revolución Francesa decapitó a innumerables traidores de dicha “voluntad” y por asociación, de la revolución misma.


Estrujados como estamos con gobernantes poderosos que se creen estado, sociedad o pueblo y una revolución que mata en nombre de una abstracta “voluntad general”, volvemos líneas arriba a uno de los sujetos clave de la discusión: “La Legitimación del Poder”. El foco sobre este sujeto quizás ayude a hacer más clara la pretensión de un gobernante tras la frase: “Yo Soy el Pueblo”, pero lo más importante y aspecto definitorio del hecho democrático, este foco nos devuelve una responsabilidad que estructuralmente nos pertenece: legitimar o no el poder del gobierno.


Entonces, la intensión del gobernante se aclara: Soy el Pueblo razón por la cual la voluntad general me pertenece; sumo otro aderezo: Max Weber definía el poder como “la probabilidad de imponer la propia voluntad”. ¡Un momento!, si esta voluntad que se intenta imponer es La General, es decir la voluntad del pueblo, entonces el poder estaría perfectamente legitimado y por ende, sería absolutamente aceptable esta imposición; de tal manera que la usurpación de poderes no sería tal y muchos menos una tiranía; quedaría así este gobernante, auto-identificado como el pueblo, justificado por la historia y por el imaginario popular.


¿Podemos esperar de esta declaración una finalidad distinta a un intento de legitimación de poderes usurpados o retenidos por tiempo indefinido? ¿El desarrollo de un país amerita un identificación como esta? De nuevo ¿No deberían dispararse las alarmas de nuestra consciencias democráticas ante tal declaración?


Me falta una última parte para cerrar este tema... les aseguro que es la última.


Continuará...

7 comentarios:

  1. Lo que realmente me cuesta "entender", si es que tiene sentido comprenderlo, es que a pesar de que tenemos una tiranía en el país y que algunos versados lo comentan en los medios. Los representantes gubernamentales lo niegan con unos niveles de descaro que no sé si reírme o indignarme, pero sobre todo... ¿por qué no pasa nada en "la tolda contraria"? ¿qué pasa con esas alarmas a las que haces referencia? ¿por qué no se activan?

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  2. La maquinaria propagandística es la base de todo régimen Totalitario. La negación de realidades comprometedoras, la afirmación de verdades a medias, pero sobre todo el discurso vacío y sin metas concretas es parte de la dinámica de mantener las esperanzas y la fe por lo alto en un régimen fanático-religioso.
    Un ejemplo atroz: A TODA la oposición en Venezuela se le llama "golpista"; sin embargo al acontecimiento ocurrido en Venezuela el 4/02/92, en el cual nuestros ojo vieron atónitos, tanques de guerra derribando las puertas del palacio de Miraflores, el aparato propagandístico lo llama: Rebelión Cívico-Militar (ver http://www.youtube.com/watch?v=2UWEr_pxaIw&feature=related)

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  3. Entonces hay que hacer "contrapropagandas" y hay que usar las palabras que son, para referirnos a las cosas, hechos, eventos y personas.

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  4. Hablando de la naturaleza del gobierno:

    "La comprensión de la función adecuada de un gobierno es un logro muy reciente en la historia de la humanidad: tiene sólo doscientos años y se inicia con los "Padres Fundadores" de la Revolución Norteamericana, quienes no sólo identificaron la naturaleza y las necesidades de una sociedad libre, sino que idearon los medios para llevarla a la práctica.
    "Una sociedad libre, al igual que cualquier otro producto humano, no puede alcanzarse por medios fortuitos, por el mero deseo o "las buenas intenciones" de sus dirigentes. Se requiere un complejo sistema legal, basado en principios objetivamente válidos, para construir una sociedad libre y para mantenerla libre, un sistema que no dependa de los motivos, el carácter moral o las intenciones de algún funcionario, un sistema que no dé oportunidad ni excusa legal alguna para que pueda desarrollarse una tiranía.
    "...La idea de una COnstitución creada como medio para limitar y restringir el poder del gobierno constituyó [en EEUU] un logro incomparable.
    "Hoy en día, cuando se realiza un esfuerzo concertado para ignorar este punto, no puede repetirse con suficiente frecuencia que la constitución es una limitación impuesta al gobierno y no a los individuos privados; que no prescribe la conducta de los individuos sino la del gobierno; que no es una carta de privilegios para el poder del gobierno sino una carta de derechos para la protección de los ciudadanos contra el poder del gobierno.
    "Considérese hasta qué punto se ha invertido en la actualidad el concepto de la naturaleza del gobierno. En lugar de ser un protector de los derechos del hombre, se está convirtiendo en su más peligroso violador; en lugar de defender la libertad, está estableciendo la esclavitud; en lugar de proteger a los hombres de aquellos que inician el uso de la violencia física, es él quien lo hace, y aplica la coerción de cualquier manera y en cualquier cuestión que se le antoje; en lugar de servir como un instrumento de objetividad en las relaciones humanas, está creando un reinado oculto, letal, de incertidumbre y miedo mediante leyes no objetivas cuya interpretación está supeditada a la decisión arbitraria de burócratas circunstanciales; en lugar de proteger a los hombres de los daños que puedan experimentar debido a conductas caprichosas, él es quien se arroga el poder de hacer valer sus caprichos sin límites, de manera que nos estamos acercando rápidamente a la etapa de la inversión final: el estadio donde el gobierno se halla en libertad de hacer lo que le plazca, mientras que los ciudadanos sólo pueden actuar si les da permiso. En esta etapa se retrocede a los períodos más oscuros de la historia humana, los del imperio de la fuerza bruta.
    "Se ha observado muchas veces que, a pesar de su progreso material, la humanidad no ha obtenido un grado comparable de progreso moral."

    Rand, A. (1963). La naturaleza del gobierno. En, Ayn Rand (ed), La virtud del egoísmo. Buenos Aires: Grito Sagrado. 2009. P. 199-213.

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  5. Esta cita que introduzco me parece que en muchos sentidos, obvios unos, más profundos otros, se aplica al tema aquí tratado, evidenciando su vigencia en nuestra realidad. Y la vigencia me parece tal, no sólo por aquello de "cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia", sino por el último párrafo: hemos alcanzado un gran progreso material, pero no a nivel moral o, mejor dicho, a nivel ético. Evidenciamos un muy bajo nivel de reflexión y/o conciencia general sobre nuestra dignidad personal, nuestras necesidades y valores-del-Ser (Maslow) y nuestra capacidad para asumir la responsabilidad de vivir de acuerdo con esos valores-del-Ser. Vivimos desde nuestros antivalores, generando uno de ellos una actitud de indefensión y autoabandono tal, junto con el sentimiento de resentimiento, que seguimos con el discurso de "necesitarse un hombre fuerte que ponga orden en casa" (no obviando que acá se han venido cometiendo muchos abusos desde tiempos coloniales para con "el hombre llano" o "la multitud promiscual"). Y ese hombre fuerte, debido a nuestra conciencia heroica (necesidad de un héroe que nos rescate) ha salido y saldrá a actuar lo peor de nuestro inconsciente colectivo no asumido: el sátrapa, el mandamás, generalmente actuado y modelado en la temprana intimidad de nuestros hogares venezolanos.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. "Detectar el miasma colectivo era fundamental para los griegos; pues hay una relación entre lo que sucede en la familia privada y lo que sucede en la comunidad."
    {No es conveniente obviar} "...la necesidad de conocer la sombra, el aspecto oscuro de lo que sucede en el vivir comunal. De otra manera se corre el riesgo de contaminarse con la enfermedad del grupo..."

    López-Pedraza, R. (2006). 4 ensayos desde la psicoterapia.

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